El checo Karel Košvanec ha sido considerado a título póstumo como Justo entre Naciones por el gobierno de Israel. Košvanec suministró alimentos clandestinamente a los judíos recluidos en el gueto de Terezín, además de hacer de correo entre los reclusos y sus seres queridos.
La fortificación de Terezín fue el lugar elegido por los nazis para recluir a los judíos checos antes de trasladarlos a los campos de exterminio. Por esta antesala de la muerte pasaron más de 150.000 personas, de las que 33.000 sucumbieron a las duras condiciones de vida del gueto. Si esta cifra no fue superior se debió a gente como Karel Košvanec, que precisamente este lunes, coincidiendo con el Día de las Víctimas del Holocausto, recibió el reconocimiento de Justo entre Naciones por parte del gobierno israelí. Košvanec, que trabajaba entonces de ferroviario, arriesgó su vida durante los años de funcionamiento del gueto, introduciendo por la noche a escondidas mochilas llenas de comida y entregando y recibiendo correspondencia demasiado incómoda para pasar la censura de las autoridades alemanas.
Este no es el primer reconocimiento público a la labor de Karel Košvanec. Hace tres años se develó un monumento en su honor en la estación de Bohušovice, donde comenzó sus actividades de abastecimiento ilegal del gueto. Por otra parte, toda su historia fue documentada por la asociación Post Bellum gracias a la ayuda de Eva Roubíčková, que era el contacto de Košvanec en Terezín.
El título de Justo entre Naciones, que se otorga a no judíos que se hayan destacado en la ayuda a esta etnia, comenzó a otorgarse en 1953 y en la lista se incluye ya a más de 20.000 personas, 109 de las cuales son de nacionalidad checa. Entre ellas destaca la escritora Milena Jesenská y el traductor Zdeněk Urbánek. El año pasado lo recibieron Anna y Vincenc Bohatý, un matrimonio que salvó del traslado a los campos de concentración a la judía Mínka Sobotková.