Zlatá Praha – Praga, La ciudad dorada

(Carlos (Karel) Stohr – 8 de setiembre 2013 – Día de nuestra Virgencita del Valle en Margarita)

Ciertos documentales televisivos afirman, que en algunos países europeos se ha decidido dar un uso más funcional a las iglesias. Consideran, que es un espacio público desaprovechado debido a la escasa asistencia de los fieles a las misas.

Las iglesias terminan finalmente en soledad y el correspondiente deterioro de sus instalaciones. Dejan de ser una casa de Dios. Es así como los diferentes gobiernos han decidido aprovechar ese espacio tan amplio para el uso de otros servicios útiles para la comunidad, tales como viviendas, escuelas, lugares asistenciales o museos entre otros.

De hecho, en nuestro medio criollo, que es católico de alma y corazón, este fenómeno se hace poco imaginable. La fe cristiana está fuertemente arraigada en la vida normal del venezolano por siglos. Si bien también es cierto, que el comportamiento ciudadano en general ha reflejado una transculturización a raíz de la masiva llegada de inmigrantes europeos después de la Segunda Guerra Mundial, nuestro pueblo es y sigue con el sentir profundo hacia Dios y adora sus respectivas Virgencitas.

En Praga en cambio me percaté, que estos espacios religiosos aparte de las misas de rutina, también están siendo utilizados para eventos musicales clásicos calificados. La mayoría de las iglesias grandes, antiguas y señoriales tienen durante el periodo turístico de verano, la presentación diaria de conciertos.

En Europa escasamente existen eventos gratis, toda presentación tiene su valor, teatro, conciertos ferias e inclusive los museos. De modo si tomamos la real intención de cualquier turista viajero: su finalidad es vivir nuevas experiencias en un ambiente diferente, conocer el folclore y la identidad del lugar; en fin todo, para llevarse un recuerdo nutrido y nuevo.

Praga tiene sin duda material de sobra para satisfacer toda clase de gustos. Y es que Praga es en sí un museo, una metrópoli cultural polifacética, cumple con cualquier requerimiento de un turista exigente.

Con esa realidad, una visita a Praga se ha puesto de moda en escala mundial. No creo, que esos tours-relámpagos organizados para visitar ocho ciudades de Europa en dos semanas, puedan llegar a aprovechar, lo que Praga tiene para brindar.

Si piensa conocer a Praga, tómese su tiempo al menos cinco días hábiles y no se arrepentirá. Un buen consejo vale mas que….